Tengo heridas en los pies de pisar las cáscaras de huevos podridos que ayer estaban frescos. Me duele la tripa de masticar el humo intoxicante de la verdad. La cabeza me da vueltas como si quisiera dormirse y perderse en un sueño. Tengo las piernas llenas de moratones de conciencia.
Veo sombras aunque no haya luz. El aire me sabe a burbuja, y en los oídos siento como una explota, tan despacio que la oigo desgarrarse.
Me aplasta una cola de dragón, y su fuego me quema las entrañas. Las escamas me cortan la piel y liman el brillo de mis pupilas. Su poderoso aliento me estrangula y sus garras me atraviesan el horizonte. Su sangre helada se derrama por mi cuerpo y va arrastrando mis suspiros. Sus ojos me apuñalan el deseo y su entrecortada respiración me clava estacas que se van quedando dentro de mi cuerpo… Tantas que siento que voy a explotar.
A su vez, sus alas aperas y espinosas me dan cobijo. Me esconden para que no pueda ver, o para no ser vistx. Y bloquean el aire fresco, y la lluvia y el sol, los sonidos, olores y pensamientos. Y mi cuerpo se queda roto como si fuera invertebrado.
De repente ya no se respirar. Mi cuerpo ya no responde. Mis órganos se han olvidado de su función. El corazón no sabe que tiene que latir y mi mente no puede controlarlo. No se donde están mis venas, no se hacia donde bombear la sangre ni con que fuerza, no se cuanto tienen que expandirse los pulmones ni que tienen que estar haciendo el hígado y los riñones. No se como tienen que colocarse los huesos para mover la boca, ni hacia donde tiran los tendones para poder cerrar los ojos. No se como funcionan los órganos del oído ni como transmiten la información las neuronas.
Se ha muerto el tiempo. Se ha suicidado tirándose al vacío de la inconsciencia.
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